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El país se tiñó de celeste y blanco para celebrar la victoria Argentina

Las calles y parajes argentinos se tapizaron de celeste y blanco gracias a los gorros, pelucas, vuvuzelas, banderas portadas por los pobladores hasta en los sitios más remotos donde aún continúa celebrándose el título de campeón de fútbol que lograra la selección en el Mundial de Qatar 2022.

De norte a sur y de este a oeste se repitieron escenas de celebración con expresiones populares inusuales.

Banderas, cornetas, papel picado, espuma, bocinazos y un gran sentido de pertenencia tiñeron las múltiples geografías argentinas.

En Tierra del Fuego, los habitantes de Ushuaia -mezclados con turistas- Tolhuin, Río Grande y las bases antárticas argentinas, se festejó la obtención de la Copa del Mundo.

La capital fueguina fue una fiesta interminable ni bien el último penal consagró a la Argentina en Qatar.

Desde entonces, una extensa peregrinación comenzó a marchar hacia el centro portando banderas, gorros y carteles, saltando y cantando al ritmo del repertorio mundialista.

La céntrica avenida San Martín, entre 9 de Julio y Juan Fadul, fue el sitio que primero se pobló de hinchas, que también inundaron la Plaza Cívica, a metros del puerto donde cruceros de turismo hicieron sonar sus sirenas sumándose a la algarabía popular.

"El que no salta, es un inglés", fue el hit favorito de los fueguinos, en una provincia donde el diferendo con Gran Bretaña por la soberanía de las Islas Malvinas se vive con mucha pasión.

En Tolhuin, 100 kilómetros al norte de la capital fueguina, donde los pobladores sufren desde el 30 de noviembre las consecuencias de un incendio forestal, tomaron la final como un respiro y alegría en medio sus tareas para apaciguar las llamas.

En Río Grande, la ciudad con mayor perfil industrial fueguina, podía verse a vecinos abrazados en las puertas de sus hogares, además de la pasada permanente de autos con sus bocinazos eternos, músicos tocando sus melodías y comparsas con bombos y redoblantes.

Mil kilómetros más al sur, en el continente antártico, también se festejó esta fiesta futbolera.

En las bases argentinas, las dotaciones se juntaron para ver la final y compartir una comida portando banderas y camisetas celestes y blancas.

En todo el país, la fiesta parece inagotable y eterna.