DÍA DEL AGRICULTOR

Un finquero reconoció a “la familia agricultora”

Ya es tradicional que los actos en reconocimiento y homenaje a los labriegos de la tierra se realice en el monumento al agricultor emplazado en la zona conocida como La Pichana.

En la pequeña plazoleta que tiene como protagonista a una familia de trabajadores, se llevó a cabo, esta mañana el acto oficial. En la oportunidad, entre otros oradores, habló el Sr. Carlos Santarrosa quien en primer lugar aclaró no estar “disfrazado” sino ser un hombre que verdaderamente desarrolla la actividad.

En representación de quienes todavía se mantienen en el agro, Santarrosa inició su alocución recitando unas estrofas del Martín Fierro, posteriormente se disculpó con los presentes por “no ser orador, sino agricultor”.
“Tengo un vocabulario limitado y mi dicción es mala –expresó- pero, sé podar, sé trabajar con una anchada, azada, mejor dicho- se corrigió- con una pala, sé manejar un tractor, he estado arriba de un camión también y, si me apuran, capaz que puedo sacar una cuenta sin una calculadora”-confesó don Carlos.

“Lo que quiero es decir –continuó- es reivindicar y hacer un homenaje a la familia agricultora especialmente, porque el agricultor casi nunca estuvo solo. Fue acompañado, casi siempre por su mujer y sus hijos.” En este punto recordó que “en una época no era delito que los jóvenes fueran a trabajar a la finca.”
Reconoció que si es una ley, se debe cumplir, pero Carlos, aprovechó también, la oportunidad para contar su experiencia. “Yo empecé a trabajar en la tierra a los 8 años con mi padre y seguramente él lo habrá hecho con mi abuelo. Trabajaba y le ayudaba en lo que podía –contó- hice la escuela primaria y secundaria, jugaba a la pelota, andaba en bicicleta pero trabajaba también.”

El hombre comentó que a veces la gente se sorprende al saber que tiene el secundario completo y “no seguí la facultad porque no quise, me gustó la agricultura”- manifiesta como disculpándose por una decisión de juventud.

Finalmente expresó respecto de la “problemática de la agricultura. Yo pienso que no hay mucho para decir, está a la vista –reiteró- está a la vista de todos, que los yuyos prácticamente nos tapan.” Dijo que para aquellos que nunca salen a la zona rural, la prueba está con los incendios de fincas. “Cuando yo era chico –rememoró- no escuché nunca que hubiera un incendio de finca, ¿por qué? porque no había yuyos mi amigo.”