VINO EN MICROONDAS Mendoza

Mejoran la producción vitivinícola con microondas hogareños

Especialistas del INTA Mendoza utilizan microondas hogareños para medir el crecimiento microbiológico e inhibir algunas enzimas que oxidan el vino y provocan la pérdida de aromas.

“Es posible utilizar la tecnología de microondas para disminuir la dosis o evitar agregar anhídrido sulfuroso en la molienda de la uva”, señaló Santiago Sari, investigador que lleva adelante los ensayos en el INTA Mendoza. Desde el aspecto enzimático, podría sustituirse este componente utilizado en la elaboración del vino con funciones antioxidantes, antisépticas, desinfectantes y depuradoras del color.

Los investigadores, realizaron experiencias en uvas tintas destinadas a la vinificación, en las variedades Malbec, Syrah y Bonarda “con inactivación enzimática, efectos sobre los microorganismos y la extracción diferencial de algunos compuestos polifenólicos”, indicó Sari.

Los resultados obtenidos “pueden ser comparados con una tecnología similar –realizada en bodega– como es la termomaceración o ‘flash detente’”, explicó y agregó: “En la termomaceración, se usa otro tipo de combustible, temperaturas mayores y los efectos que se consiguen son similares”.

El trabajo con microondas utiliza una temperatura máxima de 42° C con efectos sobre las enzimas y la flora microbiana, mientras que, en termomaceración, se aplican temperaturas superiores a los 70° C. En este sentido, los ensayos indican que, sin aplicar tanta temperatura, se refleja una “menor volatilización y pérdida de los aromas”, destacó Sari.

Por el contrario, la termomaceración provoca una pérdida de compuestos volátiles que van en detrimento de la “tipicidad aromática”, es decir, de las características aromáticas del vino, algo que no sucede en aquellos procesos de vinificación tradicional o al aplicar microondas.

En cuanto a costos, esta tecnología implica un importante ahorro de energía eléctrica con alta eficiencia de aprovechamiento –por encima del 90 %–, mientras que, en el proceso actual, basado en el uso de gas, es muy baja.

“El impacto de esta tecnología de microondas es mucho menor” y, a futuro, el desafío es “poder realizar el escalado industrial”, reconoció el investigador que cuenta con el apoyo del Programa Nacional de Agroindustria del INTA.