Una de las dudas la genera la falta de información municipal. Durante dos décadas (Desde 1983 hasta 2003) los medios de comunicación recibían mensualmente un parte con un detallado informe de inspecciones y sanciones a supermercados, almacenes, panaderías, confiterías, casas de comida, restaurantes, carnicerías, verdulerías y fruterías, locales nocturnos (hoy boliches), cafés y otros rubros.
Algunos ejemplos sin citar nombres ni domicilios:
- Supermercado (Tal…) con domicilio (En…) Al margen del Código Alimentario Argentino. Infracción relacionada con la venta de pescado.
- Negocio ubicado (En…) Al margen Ordenanzas Municipales y Código Alimentario Argentino. Infracción relacionada a la comercialización de frutas y Hortalizas.
- Confitería bailable (boliche) sita (En…) al margen artículos 7 y 9 de la ordenanza 2/77 (“vigente” decía por entonces).
Luego se brindaba un pormenorizado detalle de decomisos: ejemplo: “12 paquetes de 1 Kg. de filete de merluza ineptos para consumo humano” y, así, distintas cantidades de cortes de carnes rojas, verduras, productos de panificación y otros.
Merced a ese informe, que principalmente difundían radios y canales de TV, los consumidores sabían que había controles, que podían denunciar la falta o ineficiencia de los mismos aun cuando no existiera un área específica de Defensa al Consumidor. Por ende, se sentían protegidos. Y los comerciantes eran conscientes del castigo de multas y/o clausuras si no respetaban ordenanzas ni leyes.
Respecto de la seguridad en los ahora denominados Boliches Bailables, sabemos que no todo está bien. Lamentablemente nos enteramos de controles ineficientes (o carencia de los mismos) porque sucedieron hechos luctuosos.
Para que no acontezca lo mismo con alimentos y comidas, advertimos: hay industrias y comercios que elaboran en lugares ocultos (altos paredones, portones ciegos, ubicaciones lejanas a la calle). El interrogante es ¿Cómo hacen los inspectores para acceder? porque se supone que, para que los controles sean efectivos, deben ser sorpresivos y, para que se concreten, tienen que existir accesos franqueables.
La falta de controles, o controles pactados, es funcional a la discrecionalidad que, además de injusta, iguala para abajo.
Por Roberto A. Bravo
