Por Daniel Corujo tenis

Un puñado de aplausos en un estadio vacío

Es cierto que nos vamos acostumbrando a ver deportes por TV a estadios vacíos o, en el mejor de los casos, con muy poca gente.

Pero una cosa es verlo en televisión, y otra bien distinta es tener el privilegio de ser uno de los pocos acreditados y verlo en vivo.

En las tribunas semi vacías del Buenos Aires Lawn Tennis Club, a lo sumo con 150 personas, el ruido los aplausos se pierden en el viento.

El Buenos Aires, que vibró con Guillermo Vilas en su esplendor y con la Legión (Nalbandian, Coria, Gaudio y siguen las firmas) jugando el Argentina Open, hoy en tiempo de pandemia se ve "triste".

Obviamente no sólo se nota dentro de la cancha, sino fuera de ella...

Faltan los stands, el patio de comida, la música en vivo que amenizaba la tardecita, los chicos de las escuelitas de tenis yendo de una cancha a otra abriendo los ojos grandes ante un drop o un tiro ganador.. El grande o el chico que festejaba por ganarse una gorrita por embocar una pelotita. Falta el “circo” del torneo. Falta la “vida”del campeonato.

En Córdoba se "notó" menos el tema del público por dos razones...

La primera fue que el estadio que se montó en el "Predio Kempes" era mucho más chico. Y segundo porque se permitió más aforo de gente (también invitadas) ya que se llegó a tener 450 espectadores, e imagino algunos más en la final del domingo.

En el Buenos Aires sólo estuvieron habilitadas las dos cabeceras y uno de los codos, el que da a los Lagos de Palermo. Los laterales y los codos que dan al tren estuvieron cerrados.

El histórico Buenos Aires LTC, que puede recibir hasta cinco mil espectadores, está tristemente vacío por el maldito COVID...