Tan cierto es que Independiente ha sido perjudicado casi sistemáticamente por los arbitrajes -tanto en Superliga como a nivel Conmebol- como que el rendimiento del equipo de Ariel Holan fue decreciendo con el correr de los partidos.
Ninguna de esas dos cosas puede estar en tela de juicio, pero sí podemos buscar algunas explicaciones, o por lo menos tener a mano algunos elementos a la hora de intentar encontrar los motivos del decaimiento.
Con más de 50 encuentros disputados, Independiente es el equipo argentino que más jugó, y también es el que más viajó:
Recorrió todo el país para jugar por la Superliga (Bahía, Mendoza, Córdoba, Santa Fe, San Juan, Córdoba de nuevo, Rosario y otra vez Santa Fe). Casi 10.000 kilómetros.
A lo anterior hay que hay que sumarles los seis viajes por Copa Sudamericana (Perú, Chile, Tucumán, Paraguay dos veces, y Brasil), dos de Copa Argentina, otro viaje a Brasil por la Recopa Sudamericana con alargue incluido, y las visitas de Copa Libertadores a Venezuela, Brasil y Colombia. Otros 30 mil kilómetros para sumar millas aéreas.
Pero más allá de los viajes, no se puede obviar el turbulento final de año que tuvo, pese a ganar la Sudamericana. La renuncia de Holan, el regreso del DT pero sin el PF (el profe Kohan era pieza fundamental de su cuerpo técnico), las denuncias a los barras, a los dirigentes, el mercado de pases negociado por el propio entrenador, los allanamientos, un vicepresidente preso, las denuncias por abusos a los chicos de la pensión y la aparición de nombres del plantel de primera vinculados en algunos medios a todo lo anterior.
¿Es mezclar todo? Sí, lo es. Pero así se vive hoy en Independiente, y es el clima que respiran los jugadores también.
Volvamos a lo anterior. Los árbitros perjudicaron muchas veces y en distintas competiciones. Es verdad. Pero es tan verdad como que un equipo inmerso en este clima diario, sin peso en Superliga ni en Conmebol, peleó hasta la última fecha el ingreso a la próxima Libertadores y este jueves buscará avanzar en la actual frente a Millonarios en Colombia.
Y por si algo le faltaba a esta historia que se modifica continuamente, esta semana se producen dos hechos que tocan el ánimo del plantel. Por un lado Fabricio Bustos, que parecía número puesto, quedó marginado por Sampaoli, y por otro la lesión de Leandro Fernández, que tendrá para 6 a 8 meses de recuperación por rotura de ligamentos de la rodilla.
Me pongo a leer todo lo anterior y pienso: Señor Holan, lo suyo es milagroso.
