“Soy libre, súper libre”. Así se definió la artista plástica Mariela Renatti, de nombre artístico Renatta, en una charla con Silvia Cordano, en las noches de Efímera y Eterna.
Reconocida en diciembre pasado por la Legislatura porteña como Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Renatta comenzó contando que identificarse como artista con su apellido fue “como bajar, digamos, la idea de esto de poder dedicarme al arte; me habla de mi persona en su totalidad, me completa absolutamente”.
Autodidacta, a los 17 años pintó un mural en «Santos Lugares», su ciudad natal y la del escritor Ernesto Sábato, quien le entregó el reconocimiento.
En su sitio oficial narra que “situaciones familiares más allá de su control” la obligaron a interrumpir su actividad artística, pero nada le impidió llegar a Londres, donde expuso por primera vez.
“Empecé de abajo, empecé sola. Nadie me explicó nada, No gané una beca. No fui a la Bienal de Venecia. Pero la verdad es que nunca tuve una barrera para exponer mi obra. De hecho, mi primera exhibición fue en Londres y me animé de todas formas. O sea, siendo autodidacta”, contó.
Pero además de dedicarse al arte, tomó el camino del coaching ontológico.
- ¿Cómo manejaste, digamos, tus enseñanzas y cómo utilizas tu propia vivencia para poder inspirar a otros?
-Vino un poco al revés. Yo ya pintaba y no tenía muy claro cómo hacer llevar a cabo mi yo artista profesional, que no encontraba la forma. Me acuerdo que me reuní en un en un café acá en el centro con un coach de arte, un coach artístico porque ni siquiera tenía claro si Renatta servía como nombre profesional. Había cosas que necesitaba hablar con alguien que entendiera para dónde quería apuntar y cuál era el paso que no me animaba a dar. Me anoté en entrenamiento en liderazgo y encontré millones de cosas mías que no me animaba a ver que no sabía ni que tenía y formaban parte de mi ser. Y ahí me encontré y me enamoré de mi ser artístico. Y descubrí que era una parte mía que estaba completamente anulada.
A la hora de mencionar artistas, habla de Eugenio Cuttica -”me parece increíble”, lo elogia- y se declara fanática del estadounidense Jackson Pollock.
Con su arte viajó por Europa, China, Singapur y sus obras se encuentran en las embajadas argentinas de la ciudad de Singapur y Londres y en el Consulado Argentino en Los Ángeles, entre otros sitios.
Y ahora, mientras prepara una obra para el Hospital Garrahan, dice que le encantaría que haya alguna de sus obras en la Casa Rosada, “unas alas de libertad”.
A las nuevas generaciones de artistas Renatta les deja un consejo: “Que nunca bajen los brazos, que justamente que la crítica no sea un impedimento para mostrar el arte que tienen dentro. Tener la convicción

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