En la primera edición del Panorama Nacional, Mario llamó a una reflexión previa al 24 de marzo, en la que expresó que “sin dudas la parte cívica del golpe de 1976 sigue activa en la cuestión de fondo por más que las formas, al menos las más cruentas, se hayan modificado en los tiempos democráticos”.
Giorgi advirtió en su análisis la amenaza para el gobierno nacional que continúan representando ciertos sectores del país: “Las inmediaciones del 24 obligan a sacudir un poco los recuerdos, sobre todo para aquellos que inducidos por el discurso facilista de la empatía con los poderosos exhuman términos como “dictadura”, “terrorismo” o “desaparecido” en las marchas zombies, como si fueran vocablos inocentes para la historia tan corta de la democracia recuperada. Gente grande repleta de odio, capaz de ponerse una remera con el rostro de un genocida, y hasta reclamar la intervención militar para demoler un gobierno que no le gusta, subrayando que de verdad no aprendieron nada o peor que tienen añoranzas violentas de los tiempos del terrorismo de Estado. Pero esas son apenas postales de enorme pobreza callejera, si se las compara con la persistencia institucional de aquellos modos que sostuvieron la dictadura genocida desde el poder económico, la parte corrupta de la justicia y los socios civiles del relato sostenido. Por un lado las políticas económicas, modelos que parecen tan difíciles de torcer, buscando un reparto más equitativo por sobre la falacia de la teoría del derrame declamada por los voceros de turno. La vigencia molesta y la memoria del peronismo de aquellos tiempos de industrialización y desarrollo real del empleo con valor agregado no pudo ser borrada por los embates anti populares y asesinos desde el 55' para acá, por más derramamiento de sangre y ministros de economía con vocación de entrega”, agregó.
