Cualquier aspecto de la existencia humana en general, argentina en particular, encuentra en canciones de Charly García una expresión poética cuya lucidez permite que cada escucha produzca un sentido diferente pero siempre sugerido en sus palabras.
Roland Barthes, filósofo y semiólogo francés, fundamenta por qué la lectura no es en absoluto un acto pasivo sino que aporta un plus de significado. Siguiendo a este pensador, podemos decir que cuando uno escucha una canción de Charly se establece una relación propia con el texto que no es necesariamente la relación que previó el autor pero que –importante precisarlo- aporta la “materia prima” con la cual hacemos “nuestra propia canción”.
Charly escuchado en los ochenta nos dice una cosa, hoy otra y mañana otra, porque cada vez que lo escuchamos componemos una letra diferente. Parafraseando a Barthes podríamos decir que somos Charly permanentemente reescrito.
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