En un contexto marcado por ocho años de lucha feminista, se evidencian avances, retrocesos y deudas pendientes en materia de políticas públicas destinadas a la igualdad de género. A pesar de los logros alcanzados, persiste la resistencia en diversos sectores de la sociedad y se ha observado una avanzada de grupos anti derechos. El feminicidio íntimo, en el que los agresores se encuentran dentro del círculo cercano de las víctimas, sigue siendo una preocupación alarmante, demostrando que los hogares aún no son espacios seguros para las mujeres. La falta de conciencia y comprensión de la problemática por parte de otros sectores se traduce en la repetición de patrones de violencia y la dificultad para percibirse como víctimas. Es fundamental que el Estado esté presente, brindando asistencia integral y promoviendo reformas judiciales con enfoque transfeminista. La marcha del 3 de junio, convocada en diferentes puntos del país, busca visibilizar estos reclamos históricos y recordar a las víctimas de femicidio. Además, se destaca la importancia de la salud mental y la necesidad de servicios públicos que aborden la problemática desde una perspectiva de género. El camino hacia la erradicación de la violencia de género requiere el compromiso de toda la sociedad y la materialización efectiva de políticas inclusivas y transformadoras.