ENTREVISTA TODO CON AFECTO

Marcelo Espina y la convocatoria que le cambió la vida

El 16 de noviembre de 1994, meses después del Mundial de Estados Unidos y de la triste despedida de Diego Maradona, Daniel Passarella debutaba como entrenador de la Selección Argentina. En Chile, en el Estadio Nacional de Santiago, el conjunto local se imponía 3 a 0 ante Chile, en un amistoso que servía para tomar rodaje rumbo a las eliminatorias para Francia 1998.

Pero ese día no sólo debutaba Passarella, no sólo comenzaban a vislumbrarse los primeros aires de cambio en una Selección que terminaba uno de los ciclos más exitosos de su historial, sino que, además, debutaba un nuevo número 10, el primero después de la salida de Diego. Marcelo Espina debutaba en la Selección con la 10 y la cinta de capitán.

Era una novedad. Por ese entonces, el Cabezón era figura en Platense y lideraba la tabla de goleadores del campeonato local junto a Hernán Crespo. Pero, tal como explica el ex Calamar, no era común ver en la Selección a jugadores de equipos menores. Sin embargo, Passarella le dio esa oportunidad, y le cambió la vida.

En la Selección, Espina jugó 15 partidos.

"Me cambió la vida. Tuvimos que venir a jugar a Chile, con la Selección chilena, en el debut, y además de la convocatoria me hizo jugar de titular, me dio la posibilidad de jugar con la camiseta número 10 y me puso de capitán. En una semana me cambió la vida. El equipo ganó, jugué bien, hice un gol, y Colo-Colo me compró. Y después viví 14 años en Santiago y ahora estoy viviendo en Santiago", relata.

El camino, no obstante, no había sido fácil, pero, el destino (o su insistencia y perseverancia) le cambiaron el rumbo a su carrera. "El destino, la insistencia mía. Yo había estado en Lanús y había jugado muy poco, y no me había ido nada bien. Pero nunca claudiqué, y siempre seguí, y siempre entrené, y eso de ser perseverante y ser cabeza dura y ser insistente me terminó jugando una carta a favor, y también la aproveché", recuerda.

"Siempre agradezco esa convocatoria y lo bien que me trató Daniel, porque la verdad me cambió mi vida", reitera.

Luego de ese partido, al año siguiente, Espina fue transferido a Colo-Colo, donde condujo al equipo hacia la obtención de cinco títulos locales. Su paso por los Albos fue tan exitoso que para su retiro, en 2004, se organizó una despedida con un amistoso entre el equipo chileno y Platense, sus dos amores.

El retiro

Espina reconoce que no es una situación fácil, pero afirma que no lo afectó. Y deja una interesante reflexión: "El futbolista empieza a vivir cuando termina de jugar. Porque empieza a vivir como todos cuando deja de jugar a la pelota, porque antes de retirarse el futbolista vive situaciones muy poco comunes para el ser humano normal, al menos un porcentaje de futbolistas. Hay otros que además tienen que estudiar o trabajar. Pero los que tuvimos la suerte de tneer otro tipo de carrera empezamos a vivir después del retiro. Empezamos a hacer las cosas que hace todo el mundo, como ir al supermercado o pedir un turno médico y esperarlo, y está bueno".

"Cuando se retira, uno se da cuenta de lo que vivió"

Actualmente, el ex entrenador de Colo-Colo y Platense es comentarista deportivo. Además, fue entrenador y director deportivo. Pero reconoce que no hay nada igual a jugar al fútbol. "Es increíble, es lo más lindo de todo", asegura, y explica: "Uno acierta o se equivoca por decisiones propias. En las otras actividades relacionadas a esto, ya sea entrenador o dirigente, no toma decisiones por uno. Son los otros los que toman decisiones por el técnico o el dirigente. En el momento de la escena, en el más importante de todos, que es cuando empieza el partido, no se puede hacer nada".