La presentación del Primer Mapa Nacional de Horarios de Inicio Escolar en el nivel secundario, elaborada por la investigadora María Juliana Leone junto a Pablo Gerez, puso al descubierto una brecha significativa entre los ritmos biológicos de los adolescentes y los horarios de entrada de las escuelas argentinas. Según el estudio, el 83 % de las secundarias en turno mañana inicia sus clases antes de las 08:00, lo que podría tener consecuencias sobre el sueño, la salud y el aprendizaje.
María Juliana Leone, investigadora del Laboratorio de Neurociencias de la Universidad Di Tella y autora del Mapa, dialogó con Creer o reventar y advirtió que "en muchas jurisdicciones, la escuela comienza de noche en más de cien días al año". "La escuela no debería empezar de noche, no debería empezar antes del amanecer", recalcó.
Leone explicó que durante la adolescencia los relojes biológicos se desplazan hacia horarios más nocturnos (“cronotipo tardío”), pero muchas escuelas abren muy temprano, incluso cuando aún no ha amanecido en muchas jurisdicciones.
Según el mapa, el horario promedio de inicio de clases es a las 07:31 a.m., lo que puede generar un déficit crónico de sueño para muchos jóvenes.
La investigadora señala que esta desalineación no solo afecta la calidad del descanso: interviene también en el rendimiento académico, la atención y el bienestar emocional. En trabajos previos, su grupo demostró que los estudiantes con cronotipo más nocturno que asisten por la mañana reportan una peor calidad de sueño y una mayor “social jetlag”, es decir, el desfase entre el reloj biológico y el social.
Además, Leone se refirió a otras investigaciones vinculadas con los ritmos biológicos: por ejemplo, estudios recientes muestran que en la región del Río de la Plata (Argentina y Uruguay) prevalece un cronotipo tardío a lo largo de todas las edades, lo que hace aún más relevante repensar las estructuras sociales, educativas y de salud para adaptarse a esa realidad.
"Los chicos no deberían despertarse antes de que amanezca, y en todas las escuelas, en promedio, comienzan antes del amanecer. El cuerpo no está preparado para esto", dijo Leone.
Sobre las políticas posibles, la científica propuso algunas medidas concretas: retrasar el inicio de clases, reorganizar los turnos escolares, o incluso replantear el uso del huso horario oficial del país (por ejemplo, cambiar de UTC–3 a UTC–4) para alinear la escuela con la luz solar y con los ritmos internos de los estudiantes. "Adoptamos una zona horaria que no es correcta", subrayó Leone.

Etiquetas: clases, Creer o Reventar, educación, Escuela, horarios, María Juliana Leone





