En el espacio de Verano 2021 Mario Giorgi hizo su habitual editorial, donde habló del “deber de la democracia” de reformar el Poder Judicial.
“Un juez federal ordena que se le inyecte desinfectante a un paciente mediante la simple presentación de una receta subscripta por un médico con matrícula vencida. Casi con la curiosidad de un ensayo eutanásico, oscurantista, que termina desde otro lugar, poniendo al derecho y a la ética a la altura de las cloacas desestimando a la ciencia y a la investigación. La causa que ya lleva unas cuantas diligencias, se halla en manos del doctor Sebastián Casanello, al que Clarín bautizó como tortuga. Al cierre del año, casi sobre el brindis con barbijo, el juez Obligado dispone que Amado Boudou deba regresar a la cárcel, mientras con cualquier excusa avanzan los pedidos de prisión domiciliaria para los pobres viejitos responsables de delitos de lesa humanidad”, reflexionó.
