RAICES DEL NORTE NEUQUINO NEUQUEN

Trashumantes: “Lo hacemos para ayudar a mi padre y no perder la costumbre”

Dos personas de generaciones y orígenes distintas que comparten una misma tradición nos relatan cómo es el trabajo y la vida de los crianceros trashumantes.

La trashumancia es una actividad ancestral que se realiza en el norte de la provincia del Neuquén y en otros pocos lugares del mundo. Los trabajadores del campo, o como los conocemos mejor, los crianceros o arrieros, trasladan sus animales (chivos, ovejas, vacas y/o caballos) de los campos de invernada a los campo de veranada en busca de mejores pasturas.

El traslado de los animales se hace a caballo, con ayuda de perros y lleva alrededor de 10 a 20 días llegar a destino. La trashumancia se hace en los meses de noviembre o diciembre, donde van a los campos de veranadas, generalmente muy cerca de las Cordilleras del Viento o de los Andes; y bajan a los campos de invernadas en los meses de marzo o abril. Sin importar si llueve, corre viento o nieva, los crianceros hacen su trabajo contra todo pronóstico.

Damián Sepúlveda, con tan solo 38 años es criancero trashumante del Norte Neuquino , tiene su invernada en Los Chihuidos que queda a 160km de la localidad de Chos Malal, por la Ruta Provincial N°1, y viaja hasta la veranada que queda en Lagunas de Vaca Lauquen localizada el extremo norte de la provincia cerca del límite con el vecino país de Chile.

Damián comenta que desde Los Chihuidos hasta la localidad de Chos Malal llevaban seis días arriando con sus animales y que todavía le faltaban a él y sus compañeros de trabajo ocho días para llegar a su destino.

En su relato dice: “Nos gusta, lo hacemos para ayudar a mi padre y para que no se pierda la costumbre”. También expresa que su equipo de trabajo está compuesto por su madre Flor Medel, su padre Exequiel Sepúlveda, de 70 años, su hermano Marcelo Sepúlveda e Iván Muñoz, un amigo que los acompaña.

Según Damián. lo que más cuesta de realizar la trashumancia es cuando el clima es desfavorable y los animales se encuentran flacos, pero que este año la crianza fue buena.

La otra historia de vida es de Héctor Hernández que con 70 años sigue trabajando en el campo y sosteniendo la costumbre de su familia. Él es del paraje Naunauco, llevaba dos días de viaje y se dirige a su veranada que queda en Cajón Nuevo y le faltaban seis a siete días para llegar.

Héctor nos relató que este año hubo buena crianza de chivas y se puede llegar a 700 animales caprinos. Además, afirmó que para seguir viaje se levantan a las seis de la mañana cuando empieza a salir la luz del sol. Él viaja con su compañero Jano que se encarga de llevar la camioneta con algunos elementos necesarios para el viaje, como por ejemplo forraje para los animales.

“No es tan difícil, que a todo hay que buscarle la vuelta, pero a veces se vuelven los animales o que a la noche se salen los chivos. No es llegar y hacerlo así nomás, es todo trabajo”, aseguró el criancero.

La trashumancia es un trabajo como muchos otros. No empieza en los meses de diciembre o marzo, sino que, es un trabajo que la gente de la zona norte del Neuquén realiza durante todo el año, toda una vida.

Todos los crianceros trashumantes demuestran que con esfuerzo podemos conservar una tradición de muchos años.