El 17 de mayo se celebra en todo el mundo el Día de la Hipertensión Arterial, una enfermedad que afecta al 34% de la población y que provoca serias consecuencias físicas si no es tratada a tiempo. La hipertensión arterial también es conocida como la enfermedad silenciosa, ya que más de la mitad de quienes la padecen (un 47%) no lo saben y llegan muy tarde al diagnóstico.
En la actualidad, los avances terapéuticos y un abordaje integral permiten mejorar el control y reducir significativamente los riesgos cardiovasculares que provoca esta afección. Sin embargo, casi la mitad de quienes conocen su condición de enfermos no recibe tratamiento, y sólo la mitad de aquellos que sí pueden acceder a los medicamentos logra controlar sus valores.
Esta situación refleja una problemática compleja, donde la falta de conciencia, el escaso control y el incumplimiento terapéutico incrementan el riesgo de complicaciones severas. La hipertensión arterial deteriora progresivamente los vasos sanguíneos y puede desencadenar enfermedades cardiovasculares graves como infartos, insuficiencia cardíaca y accidentes cerebrovasculares (ACV).
Además, puede provocar daño renal crónico, que en casos avanzados puede requerir diálisis, y afectar la circulación en órganos como el intestino o los ojos, comprometiendo funciones vitales. El daño a los órganos blancos -corazón, cerebro y riñones- es el resultado más temido ya que puede conducir a discapacidad, pérdida de autonomía y mortalidad prematura.

Etiquetas: hipertensión arterial, salud