“Este homenaje es merecido porque el ‘Gordo Pichuco’ es lo más grande de nuestra cultura nacional”, sintetizó Guillermo Fernández, encargado junto al guitarrista Guillermo Angeleri del cierre de un festivo y certero Homenaje a Aníbal Troilo en el 111 aniversario de su nacimiento a celebrarse este viernes 11 y que Sadaic realizó en la noche del jueves en el Auditorio de Radio Nacional.
La dupla clausuró con tres piezas creadas por Troilo: "Sur", que compusiera junto a Homero Manzi; "Desencuentro", creada en yunta con Cátulo Castillo; y "Toda mi vida", creación con letra de José María Contursi, un encuentro de una hora de duración donde hubo otros cuatro abordajes en torno a la enorme figura del tributado.
Autor, bandoneonista y arreglador que en 1937, con apenas 23 años y tras haber pasado por las orquestas de Julio de Caro, Juan D'Arienzo, Ángel D'Agostino y Juan Carlos Cobián, debutó con Típica propia en la boite Marabú, ubicada a metros de la actual sede de la emisora pública.
Con poco más de un par de temporadas de actividad y ya reconocido en la pujante escena tanguera de entonces, el conjunto adquirió una identidad más definida a partir de que un jovencísimo Astor Piazzolla, de 18 años, comenzara a escribir muchos de sus arreglos y afirmara un carácter trascendente que bajo la batuta de Troilo se mantuvo –aún con cambios de integrantes- hasta la muerte del mentor de la agrupación, el 18 de mayo de 1975.
El fascinante devenir de “Pichuco” –un músico genial, intuitivo y autodidacta- mereció que desde 2005 se instituyera el Día del Bandoneón en la fecha de su nacimiento y con esa impronta Sadaic lo agasajó en la quinta reunión que tuvo lugar en el Auditorio de Nacional.
Pasadas las 19, con la sólida conducción de Mariana Fossati, las presencias de autoridades de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música como Eugenio Inchausti y Miguel Ángel Robles, vicepresidente y titular de la mutual de la entidad, respectivamente, y el agregado de una fila de sillas plásticas para alojar al numeroso público que se acercó al concierto; Néstor Marconi se lució primero como solista enhebrando desde su bandoneón con tino y maestría tres clásicos troileanos: "La ultima curda", "Responso" y "Sur".
Y enseguida, y al mando del Ensamble de Bandoneones que dirige en el seno de Sadaic, una docena de fueyes regaló una gran versión de "Che bandoneón".
Sin respiro ni fisuras, el terceto integrado por Carlos Buono (bandoneón), Sebastián Colavecchia (guitarra) y Alberto Bianco (voz) asumió "Toda mi vida" y un abordaje de “Malena” que, como apuntó el cantante, “aunque no sea de ’Pichuco’ quien dice ‘Malena’ dice Aníbal Troilo”, ya que ese clásico de Homero Manzi-Lucio Demare halló su más popular recreación de la mano de la orquesta de Troilo que lo grabó el 8 de enero de 1942 con la voz de Francisco Fiorentino.
A piano y canto gracias a los talentos sumados de Pepo Ogivieki y
Sandra Luna se apreciaron otras dos gemas de Troilo: "Una canción" (con texto de Cátulo Castillo) y una ovacionada "Garúa" (que alumbró con Enrique Cadícamo).
La galería incluyó al extraordinario pianista y autor José Colángelo quien se presentó recordando que era “el último sobreviviente de la orquesta de Troilo” para inmediatamente ejecutar una obra propia dedicada al agasajado y, luego, regalar una antológica y alabada interpretación de la milonga "La trampera" que “Pichuco” registrara en tiempos de su mítico encuentro con el guitarrista Roberto Grela, en una sociedad que desde 1953 y por poco menos de 10 años permitió apreciar otra magnífica faceta sonora del bandoneonista.

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