Análisis, por Sergio Tagle

Formadores de precios y saqueo no tipificado como delito por el Código Penal

¿Saqueos o qué es lo que está pasando en distintos puntos del país, Córdoba incluida? Se dice “no son saqueos, son hechos delictivos incentivados  incentivados por alguien; “primero crean el clima por whatssap y después actúan; hay intencionalidad política”. Y es correcto, dice uno, ser prudente a la hora de pronunciar la palabra “saqueo” por lo que significa en la historia reciente de nuestro país. Lo que corresponde es comer tranquilos en casa por tener ingresos dignos y no sólo después de un saqueo. O de un robo. Donde, además, la gente puede caer por balas policiales o de algún comerciante armado. Hablemos, discutamos virtualmente con Raúl Castells o con las declaraciones de Castells porque es el único nombre y apellido que tenemos. Como seguramente saben, se autoinculpó en un una entrevista con el Canal Crónica. Dijo que él y su agrupación estaban en la organización de los saqueos.

También es el nombre y apellido que más consensos en su contra provocó. Sergio Berni dijo que “Castells va a tener que conseguir muchos abogados para zafar”. Y fue la posición mas garantista. Por lo menos da por supuesto que tiene derecho a recurrir a abogados que lo defiendan. Patricia Bullrich reclamó su detención inmediata. Lo mismo dicen en uno y otro lado ideológico de la televisión, de los medios y de las redes. “Cárcel para Castells” es el único o uno de los pocos puntos de coincidencia entre C5N y TN y La Nación +.

Evaluemos o comentamos lo de Castells, en particular, sus palabras menos viralizadas o directamente no repetidas ni subrayadas. Me refiero a éstas: “cuando el hambre es ley la rebelión es justicia”. En la misma entrevista Castelles dijo, además,  que “robo es el precio de los alimentos”.Dice que  “el hecho delictivo es que el kilo de milanesas esté a $4200, un kilo papas $1000, un kilo de azúcar $1000, un paquete de yerba de un kilo $2000, eso es lo delictivo”, dice Castells. Podemos estar de acuerdo, podemos decir que, efectivamente, los precios de los alimentos, agreguemos vestimenta y otros artículos, productos de primera necesidad, son un robo. Robos no tipificados como tales por el Código penal. Que “la propiedad es un robo” es algo conocido desde hace mucho, desde el Siglo XIX. En ese tiempo lo dijo Proudon, Pierre Proudon, anarquista o libertario francés del siglo antepasado. Proudón dijo esto, “la propiedad es un robo”. Aclaró que lo dijo así con el objetivo de llamar la atención. Aclaró que la hipérbole, ese recurso retórico que se expresa a través de la exageración, fue deliberada. Y efectivamente logró su objetivo, llamar la atención.

Y preguntado para que dé más precisiones, aclaró que se refería a la propiedad que era resultado del trabajo ajeno. Si yo soy propietario de esta riqueza porque hice trabajar a otros en mi exclusivo favor, esta riqueza que tengo es una riqueza robada a quienes trabajaron para producirla. En esta línea ideológica, “cuando el hambre es ley, la rebelión es justicia”, que es una buena consigna. Suena bien pero tiene un problema. Para que la “rebelión sea justicia”, esa rebelión tiene que estar dirigida a los culpables del hambre.

No en contra del chino, del almacén, del mercadito. Los culpables o responsables no están en la pañalera, en la perfumería de la otra cuadra. Están más lejos. “Formadores de precios” es una abstracción que tiene nombres propios como Coto,  Braun Menéndez,  Pagani, los De Narváez, Pérez Companc, Vicentin, BornBemberg. Tres de cada cuatro productos que se venden en las góndolas, almacenes, pertenece a  20 empresas. Sancor, Molinos Río de la Plata. Son pocas y bien identificables. Entonces, si el hambre es ley, la rebelión es justicia si está bien orientada, en este caso en contra de propietarios de riquezas que efectivamente son resultado de robos y que –como si fuera poco- son el poder que propone la ley del hambre, el hambre como ley.

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