Una vez más la realidad supera a la ficción. por javier alejandro erlij

“El nido” de Mattia Temponi.

Pandemia por Covid-19 o por zombies, casi no hay diferencia.
En marzo del año 2020, cuando se decretó el aislamiento social
obligatorio, la realidad se transfiguró en lo que parecía una mala película
de ciencia ficción. La voz del presidente salía por la televisión y el
pueblo debía acatar, si alguien encuentra esta grabación varios años en
el futuro podría pensar que así comenzó el fin de todo. Como siempre,
la realidad no hacía más que superar a la ficción. Imaginen la sorpresa
de Mattia Temponi, en el momento que su película comenzaba a tomar
forma fuera de su casa.
Luego de dirigir varios cortometrajes, Mattia Temponi se anima a dar el
siguiente paso, su primer largometraje. Como resultado surge una
producción italo argentina llamada “El nido”, su ópera prima.
Protagonizada por Luciano Cáceres y la joven Blu Yoshimi. Se
estrenará este jueves 26 de enero en varias salas del país.
Una joven despierta en un lugar desconocido, se trata de un nido.
Pequeños bunkers construidos con todo lo necesario para sobrevivir al
fin del mundo. Afuera el mundo sucumbe ante lo que parece ser una
epidemia de zombies. Adentro ella debe sobreponerse a una mordida,
con la ayuda de un hombre desconocido, un voluntario. Aislados de todo
y todos, deberán aprender a cooperar entre ellos si desean sobrevivir.
Un gran acierto de Mattia, fue comenzar de a poco. Igual que alguien
que cocina, pero se quiere animar a una receta de mayor complejidad,
no arranca por la que tiene muchos ingredientes. Se elige la que tiene
pocos y conocidos. Así hizo con su primer largometraje, pocos actores y
una sola locación. Lo cual le brinda algunos tintes teatrales, pero con
zombies por supuesto.
Una historia contenida, consciente de sus desventajas, las complementa
explotando sus puntos fuertes. La ambientación del nido genera que

podamos entender cómo funciona dicho mundo sin ver jamás el exterior.
La actuación es uno de ellos, la dupla consigue una gran química
paternal. Pero Blu Yoshimi y su lenta transformación en zombie se
llevan el premio máximo. Tal vez tengamos ante nosotros a uno de los
exponentes del cine de género nacional del año.