POLÍTICA

El ministro Sturzenegger explicó los cambios en el INTI y el INTA

El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, explicó este martes los decretos que establecieron los cambios en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

En sendos mensajes en la red social X, el ministro de Desregulación y Transformación del Estado apuntó contra la cantidad de empleados en ambos organismos y su estructura organizativa.

Primero, indicó que el Decreto 462/25 reforma el INTI, “un organismo cuya estructura sobredimensionada y vocación por imponer controles terminaron obstaculizando, en vez de facilitar, el desarrollo productivo nacional”.

En relación con sus orígenes, Sturzenegger sostuvo: “El INTI fue creado para impulsar el desarrollo tecnológico de la industria, pero como un instituto independiente de las universidades argentinas que concentran el conocimiento necesario para ese desarrollo".

"El resultado, dramático y trágico a la vez, es que en los hechos fue utilizado por la burocracia para hacer todo lo contrario: generar trabas, regulaciones técnicas innecesarias y procesos engorrosos que perjudicaban a las empresas”, amplió.

Además, destacó que el organismo hoy cuenta con “2356 empleados y más de 250 reparticiones” y que cuestionó el tamaño de la estructura que, según dijo, “tiene áreas que llegan a supervisar hasta siete unidades funcionales inferiores”.

“El 20% de sus departamentos son puramente administrativos y su área de administración concentra el 30% del personal, siendo este un ratio muy por encima de los estándares habituales para este tipo de organizaciones”, precisó.

Sturzenegger marcó que los cambios en el INTI en “una unidad organizativa dependiente de la Secretaría de Industria y Comercio” implican la “eliminación de sus estructuras administrativas sobredimensionadas, conservando exclusivamente al personal técnico necesario para cumplir con sus funciones esenciales”.

Y agregó: “Se pone fin así al modelo utilizado durante años para acomodar militantes y gremialistas, y se lo reconduce hacia funciones básicas de metrología y definición de estándares”.

Por otro lado, Sturzenegger publicó un mensaje para explicar la transformación del INTA en un organismo desconcentrado en el ámbito de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (establecidos en el Decreto 462/25).

El funcionario aseguró que se trataba de una “estructura sobredimensionada y opaca” con “6059 empleados (el doble que hace unos pocos años), 2403 vehículos (uno cada 2,5 agentes), 1611 celulares, 932 cargos jerárquicos (más que cualquier ministerio nacional), y 450 sedes entre Centros Regionales, Centros e Institutos de Investigación, Estaciones Experimentales, Unidades de Extensión y Centros de Experimentación”.

Además de mencionar que su gasto anual es de “$224.000 millones mientras que los recursos asignados al organismo son de $411.000 millones”, sostuvo: “Los $411.000 millones asignados en recursos al INTA equivalen al 47,5% de lo recaudado por retenciones al maíz”.

Y sumó otro dato que considera “revelador”: “El INTA posee más de 110.000 hectáreas distribuidas en todo el país. De ese total, solo 45.000 están siendo utilizadas para experimentación con fines comerciales y productivos. En el resto no sabemos qué ocurre”.

En tanto, mencionó que un informe de la Sindicatura General de la Nación, que se encarga de realizar auditorías, reveló “deficiencias” en el INTA por “viviendas usurpadas, bienes sin inventariar ni asignar, donaciones sin registrar, compras y viáticos sin documentación mínima, asociaciones cooperadoras sin balances ni supervisión”.

“El dislate llegó a tal punto que el INTA creó y controla una empresa (INTEA S.A.) y una fundación (ArgenINTA), estructuras que operan por fuera del régimen de contrataciones y control del Estado”, sumó Sturzenegger.

Dicho eso, el ministro insistió en que la reforma “permitirá echar luz sobre estas figuras y transparentar el destino de los recursos generados por la explotación de los campos bajo su administración” debido a que “las fallas eran estructurales, no aisladas”.

“El funcionamiento del INTA había perdido su rumbo estratégico. Las líneas de investigación quedaban libradas al criterio de cada investigador, sin vínculo con las necesidades reales del sector agropecuario. Así, en lugar de generar tecnologías y conocimientos aplicables a la producción, el organismo migró hacia el desarrollo de la agricultura familiar o financiaba proyectos de investigación más de carácter sociológico que técnico”, expresó el funcionario.

Convencido de que esta reforma reestablecerá su “misión original”, Sturzenegger aseguró que la transformación igualmente “preserva las capacidades técnicas del INTA, reduce la burocracia y refuerza los mecanismos de control y transparencia”.

“El objetivo es claro: devolverle racionalidad institucional y reorientarlo hacia su verdadera misión fundacional, que es promover la innovación científica y tecnológica al servicio del desarrollo agropecuario”, cerró.