KACHENGUE EN CHARLAS DE LIVING NEUQUÉN

"El humor es como una partida de ajedrez entre el payaso y el público"

De nombre Omar, con Gómez como apellido paterno y Astudillo como materno, eligió trascender como Kachengue. Artista popular, trabajador de la cultura, egresado de la escuela de Circo Criollo de los Hermanos Videla, gestor y organizador del Festival de Circo de San Martín de los Andes, con el que cumplieron 10 ediciones la semana pasada. Kachengue visitó las Charlas de Living de Tampoco es para tanto.

“Mi nombre artístico proviene de cuando a mediados de los ‘90 hacía temporada en Las Grutas, allí conocí al Negro Aguirre y con ……. nos juntamos e hicimos “El circo de los Hermanos Kachengue”. Pero después tomamos caminos distintos, pero yo seguí usando el nombre como si siguiéramos siendo una compañía, por eso me quedó el nombre. Cuando era joven y tenía otro físico era fuerte en acrobacia. Ahora soy un artista que va hacia el payaso, pero no uso maquillaje ni nariz porque creo que eso hay que ganárselo. Y hay que ganárselo porque los payasos son los más sabios del circos. En su carrera, ya dominaron las diversas disciplinas del circo, hicieron trapecio, telas, monociclos, y si bien ya no tienen el mismo físico y la cadera no suelda como antes, son los que más saben y cazan al vuelo todo lo que pasa en la relación entre los artistas y el público”, destacó.

El artista circense explicó que “en los noventas la costa atlántica y otros centros turísticos eran los principales lugares en donde los artistas callejeros comenzaban a hacer sus funciones, pero cuando terminaba la temporada los que podían estaban en las escuelas de circo. Yo soy egresado de la escuela de Circo Criollo, creada por los hermanos Videla en los ochentas que fue la primera en Latinoamérica. Antes de esa escuela, el oficio del circo era de tradición familiar y no había forma de poder acercar a otras personas. Los hermanos Videla comenzaron en un taller en un galpón y después pasaron a la Asociación Argentina de Actores en la calle México en Buenos Aires y allí se produjo algo buenísimo porque tenían actuación, dramatismo, postura, maquillaje, entre otros aspectos. En la escuela de circo se adquiere formación específica en disciplinas aéreas, de piso, equilibrio, con elementos y para recibirte tenés que rendir una especialización en algún material de cada una de las disciplinas. Rendís monociclo, malabares, trapecio, etc. Y sobre todo, se aprende a tener cuidado y respeto para evitar accidentes, para no lastimarse”.

Kachengue comentó que “los artistas circenses argentinos son reconocidos por ser buenos en lo disciplinas aéreas y especialmente excelentes cómicos, porque los argentinos sabemos reírnos de todo hasta de las peores cosas. Charles Chaplin, decía que la risa es cosa seria. No cualquiera puede hacer reír sobre un escenario. Quizás en tu grupo de amigos sos el que hace los chistes, pero a la hora de plantarse ante público no funciona. Esta es una profesión que la aprendés durante toda la vida y hay muchos cambios en los diferentes contextos que hay que saber leer. Ser payaso es como un juego de ajedrez con el público. El buen payaso no es el que tiene una rutina predeterminada, sino el que tiene una valija con herramientas y vas configurando el espectáculo con la respuesta del público. Entonces es un juego de mover las fichas entre uno y el público”.

Por último recordó cómo comenzó el festival de Circo en San Martín de los Andes: “Hace 12 años, yo estaba con Chicho a cargo de la escuela de circo, tardamos dos años en convencer a la Secretaria de Cultura de entonces para que se pueda hacer. Recién a partir del tercer año se consolidó en el formato que está hoy, que es con la carpa al lado de la Sala Lidaura Chapitel. Yo siempre me encargué de buscar a los artistas, que vengan y cómo pagarles. Este año nos llamó hace un mes el Secretario de Cultura y nos dijo que no había dinero para el festival a menos que se hiciera con artistas locales y le dijimos que sí, por eso lo pudimos llevar a cabo”.