CAPÍTULO 160 JUANA PIMIENTA

Cuba no está sola

 

Felices los normales, esos seres extraños.

Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente,

Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida,

Los que no han sido calcinados por un amor devorante.

(…)

Los delicados, los sensatos, los finos,

Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.

Felices las aves, el estiércol, las piedras.

Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños,

Las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan

Y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos

Que sus padres y más delincuentes que sus hijos

Y más devorados por amores calcinantes.

Que les dejen su sitio en el infierno, y basta.

(Roberto Fernández Retamar, fragmento)

 

Anda trabajando a pleno el reparador de sueños, y como sabemos que la revolución es un sueño eterno, le seguiremos acercando nuestras brasitas, para que no se extinga ese fuego maravilloso y rebelde.

A construir otros mundos, a hacerlos con el corazón abajo y a la izquierda.

A desbaratar palabras, a dejarnos devorar por amores calcinantes y a volver a nacer cada vez que volvamos a amar…

El octavo día en América se llama esperanza, decía la poeta.

Cuba no está sola. Somos miles quienes la abrazamos en su revolución. En la Juana algunas voces de referentes del Abya Yala entrelazándose con música de la isla.

¡Basta de bloqueo!