Cristian Bonín: "Sabemos lo que pasó, pero la justicia no se efectivizó"

Daniel Solano tenía 27 años y pertenecía a la comunidad guaraní Misión Cherenta de Tartagal. Como tantos de los jóvenes del norte, había ido a trabajar en la cosecha del valle medio de la provincia de Río Negro, más precisamente a la ciudad de Lamarque, para la multinacional Expofrut a través de la tercerizadora Agro Cosecha. Cuando descubrió que era víctima de una estafa laboral y organizó el reclamo, por los derechos de todos y todas sus compañeras, lo desaparecieron.

Ocurrió en la noche del 5 de noviembre del 2011 en Choele Choel. Daniel fue a bailar con un grupo de compañeros y fue sacado por policías a pedido del animador del boliche. El argumento fue que supuestamente estaba borracho y molestando a una chica. Los testigos indican que afuera del boliche los policías lo golpearon y lo subieron a un patrullero.

En Radio Nacional Salta, el excura párroco de Choele Choel, Cristian Bonín, contó cómo conoció a Walberto, su padre, y cómo acompañó a la familia en su búsqueda. "En este caso hay implicancia policial, protectorado judicial a los crímenes policiales y empresas que arrastran a medios y actores privados", afirmó.

Durante los primeros días, la Justicia y la Policía intentaron desviar la investigación hacia una supuesta partida de Daniel hacia Neuquén. Fue fundamental la llegada de los abogado Sergio Heredia y Leandro Aparicio para llegar a la verdad y que los testigos, que habían sido amedrentados, se animaran a hablar. Bonín relató cómo se intentó desviar la causa:

A 10 años de su desaparición, el cuerpo de Daniel sigue sin aparecer y los siete policías condenados a perpetua hace tres años se encuentran libres. Es que la Cámara rechazó el pedido de prisión preventiva, por lo que desde el 1° de agosto de aquel año hasta la actualidad los asesinos de Daniel Solano gozan de libertad hasta que haya sentencia firme. Falta que se expida la Corte Suprema de Justicia ante el recurso de queja que presentó la defensa de los acusados.