OBISPADO MENDOZA

Confirmaron que a fin de año será cerrado el Seminario Diocesano

 El Padre José Antonio Álvarez, vocero del Obispado  de San Rafael explicó cuáles han sido las razones por las que el Obispo Eduardo María Taussig ha decidido cerrar el seminario mayor en el transcurso del próximo semestre.

En diálogo con LV4 Álvarez señaló que la situación se originó a partir de las normas que se dieron por la cuarentena.

“Cuando se abre la posibilidad de la participación de fieles en la misa, que estaba restringida y para poder lograr que al menos 30 personas pudieran participar. Se aceptó también y se acordó con la autoridad civil, entre las distintas Diócesis del país, particularmente en Mendoza, que la comunión, que es el único momento de contacto físico que hay en la celebración litúrgica, se diera en una de las dos formas legítima de recibirla, que es en la mano, para evitar un posible mayor peligro de contagio”.

“En esto hay muchas opiniones –señaló Álvarez-  hay que tomar una decisión, la más oportuna y prudente que se crea, y eso pensaron nuestros obispos, que era evitar el mayor riesgo, había dos formas de recibir la comunión. En la mano se veía menos riesgoso y se aceptó transitoriamente. Esto será durante este tiempo, que va a pasar, porque si bien nos parece que es eterna esta cuarentena, en algún momento se va a acabar y las cosas van a volver a la normalidad. Esa decisión comenzó a ser resistida por algunos, tergiversada  por muchos, diciendo que el Obispo los obligaba a comulgar en la mano, lo cual no es verdad. Era una opción posible. Y quien no lo aceptara podía seguir haciendo la comunión espiritual, como lo habíamos venido haciendo desde el comienzo de la cuarentena. Esto creó malestar y mostró mal espíritu. Un espíritu de desobediencia, de rebeldía y de contestación a la autoridad, incluso en muchos casos de ofensa a la autoridad. Esto sucedió también en el contexto del seminario, no por los seminaristas, ellos están bien, pero sí por varios de sus superiores, con alguna honrosa excepción. Esto trascendió enormemente, salió de las fronteras de nuestra diócesis y por obra de este mismo espíritu contestatario, no acorde a la disciplina y al convivir de la Iglesia Católica, se convirtió en una verdadera guerra. Intervino la autoridad máxima de la iglesia, quien entendió que si quienes mantenían esa actitud eran formadores del Seminario, entonces el mismo se debía cerrar, al menos hasta que la situación cambie”.

Los seminaristas, un grupo de 39 personas serán relocalizados en otros seminarios.

El vocero del Obispado confirmó que puede haber habido actos de desobediencia previos, que en general no afectaban a tantos miembros del clero.

“Es lamentable que se tenga que cerrar, teniendo en cuenta que es una obra en la que se ha trabajado durante muchos años y lo que pretenden lograr es conseguir un grupo de formadores que garanticen que esto no va a ocurrir de nuevo. Es un dolor muy grande. El Obispo se manejó estos meses tratando de evitar que esto de todas las formas posibles y la respuesta de muchos fue que esto se convirtiera en un escándalo y son ellos los responsables de que se llegara a esta situación. Las mentiras, calumnias y violencia no es el camino cristiano para resolver estos problemas, así es que esperamos que lo piensen bien, conviertan su corazón y vuelvan al ceno de la Iglesia, que está siempre abierta para recibirlos”.

“En este punto ya se han bajado instrucciones desde la Congregación del Clero, que es el Ministerio del Papa, para este tipo de temas. Las personas serán reubicadas en otros oficios. Es difícil que se pueda encontrar un lugar para que vayan todos juntos. Se verá dónde conviene enviarlos, y eso llevará todo este semestre. Será un trabajo del Obispo, del Rector recién nombrado y del equipo de formadores que estarán acompañándolos, para ver que todo se haga correctamente. Y esperamos pronto volver a tener nuestro seminario”.

Finalmente Álvarez se esperanzó en que “Dios sabrá sacar buenos frutos de esta prueba tan dura”.