ECOS CRIMINALES

Caso Natalia Melmann

Lourdes Marchese y Andrea Baldivieso analizan los temas policiales de la semana y la investigación judicial en torno a casos emblemáticos de la historia argentina.

Natalia Melmann tenía 15 años cuando fue violada y asesinada por policías bonaerenses en Miramar, el 4 de febrero de 2001.

La autopsia reveló signos de múltiples agresiones físicas, incluyendo moretones, quemaduras, fracturas y un golpe en el cráneo.

Ecos criminales conversó con el papá de la adolescente, Gustavo Melmann, sobre la búsqueda del quinto sospechoso de haber participado del asesinato.

“Siempre hubo una voluntad de no querer condenar a todos los que participaron” del homicidio de Natalia.

“La vida de Laura y mía es finita, queremos que esto se resuelva antes que partamos”, reflexionó sobre la falta de justicia.

El cuerpo de Natalia fue hallado en el vivero “Florentino Ameghino” tras haber sido secuestrada, violada y asfixiada con el cordón de sus zapatillas.

A lo largo de la investigación, las pericias forenses confirmaron que el cuerpo de Melmann contenía rastros genéticos de al menos cinco individuos, lo que indicaba la participación de más personas en el crimen.

Según se probó en el juicio, la adolescente fue interceptada por un grupo de policías bonaerenses, quienes la obligaron a subir a un vehículo oficial en el que “fue accedida carnalmente”.

Posteriormente, fue trasladada a una vivienda en el extremo sur de la ciudad, donde fue torturada y abusada sexualmente.

La joven murió por asfixia, “estrangulada con un lazo confeccionado con el cordón de una de sus zapatillas”.

Por el crimen de Melmann, en septiembre de 2002 fueron condenados a prisión perpetua los ex policías Ricardo Anselmini, Ricardo Suárez y Oscar Echenique, encontrados culpables de “rapto, abuso sexual con acceso carnal agravado por la pluralidad de personas y homicidio criminis causa”.

A su vez, Gustavo “Gallo” Fernández, ex convicto con antecedentes penales, fue sentenciado a 25 años por su participación en el secuestro, aunque la pena fue reducida posteriormente a 10 años.

Otro de los imputados, Ricardo Panadero, fue absuelto en dos oportunidades por falta de pruebas pero, en 2019, el Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires anuló la absolución y ordenó que se lo juzgara nuevamente.

Finalmente, en 2023, Panadero fue condenado a prisión perpetua por “privación ilegal de la libertad agravada, abuso sexual agravado y homicidio doblemente agravado por el concurso premeditado de dos o más personas y por ser cometido para asegurarse la impunidad”.