E
sta semana, Argentina ratificó una vez más su soberanía sobre los cinco mil kilómetros de plataforma continental en el extremo sur del país, que fue anexada de manera intempestiva por Chile, con la publicación de su nueva carta marítima.
Mientras los analistas locales señalaron que se trata de un intento del gobierno chileno, que encabeza Sebastián Piñera, de remontar su credibilidad en el país vecino, y que la situación se resolvería en términos diplomáticos, el mandatario realizó nuevas declaraciones y tensó más el conflicto.
Piñera se dirigió a los chilenos el viernes pasado y les aseguró que su país “está ejerciendo su legítimos derecho y eso es una obligación que tienen todos los presidentes y así lo han entendido todos los presidentes de nuestro país”.
De esta forma, el posicionamiento desconoce el pacto alcanzado en el Acuerdo de Paz y Amistad de 1984, con la mediación del entonces Papa Juan Pablo II, de que los cinco mil kilómetros de plataforma continental quedaban bajo jurisdicción de Argentina.
En este sentido, en declaraciones a la TV Pública de Argentina, el canciller Felipe Solá ratificó la soberanía argentina sobre las millas marítimas, recordó la acordada del Tratado de 1984 y dijo que lo que está en juego “son 5 mil kilómetros de plataforma continental argentina, inobjetables, y al mismo tiempo están en juego 25 mil kilómetros de lecho y subsuelo marino parte del Patrimonio de la Humanidad y que Chile con este decreto intempestivo, apropia”.
A todo esto, este fin de semana la prensa argentina informó que una empresa británica planea la construcción de un megapuerto, dentro de dos años, en las Islas Malvinas. Por esto, el gobierno de Tierra del Fuego ya elevó una denuncia para evitar el avance de una iniciativa que busca quitarle el lugar de competencia al puerto de Ushuaia y que trae consecuencias económicas y para el medio ambiente.
Además, esta obra es una muestra más de que el gobierno británico no cede al reclamo que Argentina ratifica cada año ante la ONU, y con el aval de numerosos países, sobre la soberanía de las islas Malvinas usurpadas hace 188 años.
En este marco, analistas argentinos consideraron que el planteo del gobierno de Chile, coincide con la pretensión expansionista de ellos y del gobierno inglés, de quien Chile ha sido un histórico aliado.