Durante 2025, el consumo de psicofármacos en Argentina registró un crecimiento notable: el uso de hipnóticos y sedantes aumentó un 6,9 % en los últimos cinco meses, mientras que el de antidepresivos creció un 1,3 % en ese mismo período.
La presidenta del Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Buenos Aires, Alejandra Gómez, dialogó con Ramos generales y señaló que el rol del farmacéutico va más allá de la dispensación: se trata de ofrecer contención, orientación y un seguimiento responsable en materia de salud mental, ante una realidad que se ve cada día en los mostradores.
"Si bien desde la pandemia todos los años hay un incremento, hoy vemos con preocupación las cifras actuales sobre el consumo de psicofármacos. Vemos una situación general en la comunidad", expresó.
El consumo elevado de hipnóticos y sedantes se vincula principalmente con un aumento de los trastornos del sueño, la ansiedad y el estrés —factores que se acentuaron tras la pandemia—, lo que puede llevar a un uso prolongado o inapropiado cuando no hay supervisión médica.
Asimismo, aunque el crecimiento de los antidepresivos es más moderado respecto de los sedantes e hipnóticos, indica que la demanda de tratamiento para trastornos del ánimo también está incrementándose, lo que plantea desafíos para el sistema de salud mental.
El Colegio de Farmacéuticos bonaerense enfatiza que, si bien estos medicamentos tienen una función terapéutica relevante, su uso racional y controlado es esencial: que se administre el fármaco adecuado, en la dosis correcta y el tiempo necesario, junto al seguimiento por un profesional. Cuando esto no ocurre, advierten, la automedicación puede agravar la salud mental de los pacientes.
En ese sentido, las farmacias pueden actuar como espacios de cercanía y contención para quienes atraviesan vulnerabilidad emocional, orientando sobre cuándo consultar y cómo manejar los tratamientos.
Por otro lado, los profesionales destacan que parte del problema radica en una cultura de búsqueda rápida de alivio —por ejemplo, para dormir o calmar ansiedad— que deriva en una mayor demanda de hipnóticos y sedantes, incluso cuando la causa subyacente no es abordada.
Desde el punto de vista público-sanitario, esta tendencia obliga a reforzar políticas de salud mental, a fortalecer la supervisión de los tratamientos y a asegurar que los profesionales —médicos, psicólogos, farmacéuticos— actúen coordinadamente.
En conclusión, el crecimiento del consumo de psicofármacos en Argentina en 2025, combinado con la mayor demanda de apoyo en salud mental, señala la necesidad de uso responsable, supervisión profesional y el rol clave del farmacéutico como agente sanitario de proximidad. La población, por su parte, debe estar informada y acudir a consulta en lugar de recurrir a la automedicación.

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