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A diez años de la muerte de Gabriel García Márquez

El escritor, novelista y periodista colombiano, Nobel de Literatura en 1982 y uno de los grandes maestros de la literatura universal, falleció el 17 de abril de 2014.

Su muerte ocurrió en la ciudad de México, tras una recaída en el cáncer linfático que le había sido diagnosticado en 1999.

Había nacido en el pueblo de Aracataca, Colombia, el 6 de marzo de 1927 y, bajo el cuidado y enseñanza de sus abuelos, encontraría la fuente de inspiración para su obra literaria.

Instalado en su juventud en Bogotá, García Márquez estudió derecho y periodismo en la Universidad Nacional e inició sus primeras colaboraciones periodísticas en el diario El Espectador.

En 1955, con veintiocho años, publicó su primera novela, La hojarasca.

Comprometido con los movimientos de izquierda, siguió de cerca la insurrección guerrillera cubana de Fidel Castro y el Che Guevara hasta su triunfo en 1959.

Participó en la fundación de Prensa Latina, la agencia de noticias de Cuba.

En 1967, alcanzó su consagración como escritor gracias a la publicación de la novela Cien años de soledad, que rápidamente se convirtió en uno de los libros más vendidos.

Desde entonces, se abocó a la escritura y ejerció una importante influencia estética y política por medio de su obra literaria y periodística.

Tras una temporada en París, Gabriel García Márquez se instaló en Barcelona en 1969, donde entabló amistad con intelectuales españoles, como Carlos Barral, y sudamericanos, como Mario Vargas Llosa.

Su estancia allí fue decisiva para la concreción de lo que se conoció como el Boom de la literatura hispanoamericana, que supuso el descubrimiento internacional de los jóvenes y no tan jóvenes narradores del continente.

Hablamos del peruano Mario Vargas Llosa, los argentinos Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato y Julio Cortázar, los mexicanos Juan Rulfo y Carlos Fuentes y los uruguayos Juan Carlos Onetti y Mario Benedetti, entre otros.

En 1972 obtuvo el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos y, pocos años más tarde, regresó a América Latina para residir alternativamente en Cartagena de Indias y en la Ciudad de México, debido sobre todo a la inestabilidad política de su país.

Su prestigio literario, que en 1982 le valió el Premio Nobel de Literatura, le confirió autoridad para hacer oír su voz sobre la vida política y social colombiana.

En el cine intervino en la redacción de numerosos guiones, a veces adaptaciones de sus propias obras, y desde 1985 compartió, con el cineasta argentino Fernando Birri, la dirección de la Escuela Internacional de Cine de La Habana.

Tanto a lo largo de su vida como después de su muerte, ha sido honrado con diversos homenajes que buscaron inmortalizar el nombre del escritor, quien ya forma parte de la cultura hispana.

Lo recordemos a través de este informe elaborado por el Área de Contenidos y conservado en el Archivo Histórico de Radio Nacional.

Edición: Fabián Panizzi