Para escribir esta nota debo mezclar, algo que no es aconsejable, el periodismo y el ser hincha del club sobre el cual voy a escribir.
Soy hincha de Tigre. Desde los 10 años voy a la cancha en Victoria (cuando a los pibes los dejaban entrar gratis). Lloré con mi hijo en Córdoba (2/6/19) al ganar la única estrella que tiene el club y por eso, aún no entiendo, como Néstor “Pipo” Gorosito hizo casi todo mal después de ser campeón. Tanto que la gente casi que festeje su ida del club.
El domingo cuando por las redes sociales Tigre anuncio que Gorosito, “de común acuerdo”, dejaba de ser el entrenador, en esas mismas redes el 90% de los hinchas se alegraron por la noticia. Sobre el despido del único entrenador que sacó campeón en Primera a Tigre.
Y para los que no creen en las redes sociales, la cancha también hablaba en cada partido. Cuando por los altoparlantes se mencionaba el nombre de Gorosito había, generalmente, indiferencia. Y algún que otro silbido.
Algo se rompió entre los hinchas y “Pipo” tras el 2-0 con Boca en el Kempes. Pero antes hizo ruido en el vestuario...
La salida de Gorosito de Tigre no es por el 0-5 ante Palmeiras en Brasil. Tampoco fue “gratis” la declaración de un símbolo de Tigre como Martín Galmarini tras ese encuentro: “Esta derrota duele, pero me preocupa el futuro, lo que viene...”.
Tras ganar la Copa de la Superliga, en medio de la euforia, al parecer el entrenador habría cambiado algunos términos a la hora de los pagos que había convenido todo el plantel por el torneo. Primer cortocircuito.
El “affaire” San Lorenzo en medio de un mal torneo de la Primera Nacional con supuestos audios y contraudios filtrados empezó a enojar a los hinchas.
De alli se llamó a silencio. Y cuando decidió hablar, en medio de una mala campaña, nuevamente se equivocó de equipo... “yo voy a cumplir mi contrato con San Lorenzo”, cuando debió decir Tigre.
Muchos aseguran que Walter Montillo se fue a Chile (por menos plata de la que ganaba en Victoria) por una pelea con el DT. Que en el vestuario había “mucho ruido” y para colmo el equipo seguía jugando mal.
Se peleó con periodistas. Con los hinchas que de atrás del banco de suplentes le recriminaban situaciones. La defensa “a capa y espada” del presidente de Tigre también le jugó en contra al dirigente.
La pandemia no calmó las cosas. Cuando se “caía” solito el contrato de “Pipo” se decidió extenderlo y pocos lo entendieron.
Los refuerzos a partir de junio, en muchos casos, no fueron aprobados por él (el caso mas claro el de Román Martínez). Ante cada derrota en la Libertadores el técnico repetia “es un proceso de trabajo que ya va a dar sus frutos”.
Este domingo a la noche terminó el paso de un entrenador que logró lo que pocos, sacar campeón de Primera por única vez a un club e irse “abucheado” por sus propios hinchas. Hay que hacer las cosas mal... no?
