POR EDUARDO ANGUITA PASADO PRESENTE

Un desaparecido en tierra mapuche

Por Eduardo Anguita

Pablo Noceti es el jefe de Gabinete de la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich. El lunes 31 de julio dio una entrevista a Radio Nacional Esquel en la que advertía, de modo temerario, que la Gendarmería iba a ingresar a la estancia Leleque para terminar con las actividades delictivas de la Resistencia Ancestral Mapuche. Noceti fue defensor de militares acusados por la desaparición forzada de personas. Este dato es necesario porque al día siguiente, el martes 1 de agosto, bajo la supervisión de Noceti, los gendarmes ingresaron a las improvisadas casitas que tienen el grupo de mapuches que están en la estancia Leleque y destruyeron todo. Incluso, quemaron los juguetes de los pibes. Algunos medios hablan de resistencia o de enfrentamientos, cuando lo que hubo fue un desalojo violento, con tiros y golpes, que provocaron una huida por parte de quienes estaban allí. Un joven mochilero, Santiago Maldonado, que había llegado a esa comunidad el día anterior, hasta el momento de escribir estas líneas está desaparecido. Los testigos, que cruzaron el río cercano al lugar donde residían, aseguran que Maldonado no cruzó el río y que fue violentamente detenido por los gendarmes. Es más, aseguran que lo ingresaron a una de las dos camionetas de Gendarmería.

La desaparición de Maldonado conmueve a una sociedad que todavía no puede digerir muchos de los conflictos argentinos. Desde los ancestrales, relacionados con la represión violenta a los mapuches durante la campaña de Julio Argentino Roca en 1879 hasta la entrega de la Patagonia a multimillonarios extranjeros como los hermanos Carlo y Luciano Benetton, dueños precisamente de la estancia Leleque y de un millón de hectáreas en el sur argentino.
Por orden de prioridades, ante todo la vida de Maldonado. El secretario de Seguridad Gerardo Millman dijo a radio Telam que los mapuches y la familia de Maldonado no colaboran con la investigación. Sin embargo, la familia de Maldonado ante el juez de Esquel Guido Otranto, donde se tramita la desaparición forzada de Santiago, pidió el peritaje de las dos camionetas. Ambas fueron lavadas. Además, un perro adiestrado que olió ropa de Maldonado se quedó en el territorio de la comunidad y no fue hacia otras direcciones.

Se alzan voces de todos lados para que aparezca Santiago. La ministra Bullrich deberá responder ante la Justicia y ante la sociedad de por qué su jefe de Gabinete estuvo al frente de este operativo en una semana electoral. Cabe recordar que esta pequeña comunidad tiene como líder a Facundo Jones Huala, un joven mapuche que se rebela ante la legislación que le da legitimidad a la multinacional Benetton como dueña de las tierras. Jones Huala, de 31 años, es requerido por la Justicia de Chile desde hace dos años por supuestos delitos contra la propiedad del otro lado de la cordillera. Hace dos años, el juez Guido Otranto desestimó el pedido chileno porque una de las pruebas que lo incriminaban había sido recabada a través de apremios ilegales. Por eso no dio la extradición. Sin embargo, a fines de junio, apenas después del encuentro entre los presidentes Michelle Bachelet y Mauricio Macri, Jones Huala fue detenido y está en la unidad 14 del servicio penitenciario de Chubut a la espera del nuevo juicio de extradición.
Jones Huala reclama las tierras y llama a la resistencia violenta. De allí a que, como dicen ya algunos medios, haya una guerrilla mapuche, hay un abismo. La manipulación de la información de actualidad requiere de una mirada retrospectiva. Es la única manera de sondear un camino de respeto a las comunidades originarias y de entender que este conflicto de intereses tiene a un grupo muy vulnerado de un lado y a una multinacional poderosa del otro. Muchas voces, entre otras la del premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, quieren una mediación desde hace años porque entienden que el reclamo de la comunidad Lof Cushamen tiene no solo bases morales y solidarias sino que está comprendida dentro del derecho indígena de la legislación argentina.

La estancia Leleque tiene decenas de miles de hectáreas. Cuando la comunidad liderada por Jones Huala ingresó a ese territorio para establecerse, hace una década, los Benetton ofrecieron otras tierras suyas para los mapuches, pero estos no aceptaron. Los Benetton llegaron allí en 1991, los mapuches están allí desde siempre. Los Benetton compraron sus estancias a la Argentine Southern Land Co., una compañía creada en Londres tras la campaña de Julio Argentino Roca que llegó a acumular 2.300.000 hectáreas. Los mapuches estaban allí desde hacía generaciones. Los Benetton, industriales de la indumentaria, llegaron no solo por la lana, que ya no es negocio, sino por las posibles riquezas minerales y por el posicionamiento estratégico de la Patagonia en un mundo en crisis. Los mapuches todavía encuentran los corrales de piedra que hicieron sus ancestros cuando comerciaban caballos con los comerciantes criollos y los cambiaban por ropa, comida, herramientas y armas.

Un último detalle de las tierras de la Argentine Southern Land Co. que bien puede conocerse en profundidad con la lectura de Ese profundo sur, del historiador Ramón Minieri. En 1982, a raíz del conflicto de Malvinas, las tierras de esa compañía de origen británico fueron nacionalizadas. Lo estableció el dictador Leopoldo Galtieri. Una década después, bajo el gobierno de Carlos Menem, las tierras pasaron a manos de los Benetton. Menem, en 1982 estaba preso en Formosa. Fue víctima de la dictadura genocida y, sin embargo, luego fue un continuador de las políticas entreguistas de aquella dictadura. Por estos días, el riojano que nunca perdió una elección, no podrá presentarse como candidato a senador por su provincia. Tiene una condena firme por la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia: siete años de prisión y 14 de inhabilitación. Sin embargo, recién ahora la Cámara Nacional Electoral impugnó su candidatura. El peronismo riojano apelará ante la Corte Suprema de Justicia.

Algunos quieren tapar la corrupción. Otros quieren convalidar la entrega del país y tapar la desaparición forzada de Maldonado. Podría decirse sepa el pueblo votar. Sin embargo, este cronista está convencido de que el debate no es si se vota cada dos o cada cuatro años. Propongo en cambio que asuman las responsabilidades quienes son elegidos para defender la Nación y proteger al pueblo o las tragedias argentinas seguirán siendo la tintura de la Patria.