Desde Bach a Prokofiev ABC

¿Sabías que...? La gavota

Como todas las danzas que estuvieron sonando espléndidas en los salones aristocráticos del siglo XVII, la gavota tuvo su origen en el ámbito rural, en este caso, francés, incluso antes de 1500. De la existencia de la gavota como danza cortesana y ya no folclórica, hay registros desde fines del siglo XVI. Con el establecimiento del barroco, a comienzos del siglo XVII y el surgimiento de la suite, es decir, una obra que es una sucesión de danzas, la gavota encontró un lugar para desarrollarse exclusivamente como pieza instrumental. Las gavotas pueden ser más rápidas o más moderadas, algunas pueden ser muy elegantes y otras festivas pero todas se desarrollan en compás binario y comienzan con dos tiempos antes del primer acento, una cuestión tal vez demasiado técnica para ser entendida pero que es la característica esencial que distingue a la gavota de otras danzas instrumentales de métrica binaria. El período de gloria de la gavota fue el barroco y hay ejemplos maravillosos dentro de algunas suites de Johann Sebastian Bach o de las óperas de Jean-Philippe Rameau. Casi desaparecida durante el clasicismo y el romanticismo, la gavota tuvo una reaparición gloriosa gracias a que Sergei Prokofiev decidió incluirla como tercer movimiento de su Sinfonía clásica, ciertamente, un momento mágico, potente y, a la vez, sumamente breve pero que permitió recuperar a la gavota de su extenso letargo para traerla nuevamente al reino de este mundo.