COLUMNA DE OPINIÓN

Las dificultades que plantean los comienzos

El fin de semana hemos asistido, como cada año, a la elevada campaña que encabeza la doctora Cristina Salvador (Jefa de Infectología del Hospital Teodoro J. Schestakow) buscando concientizar sobre el SIDA. Funciona muy bien el servicio. Lo dicen enfermos que, eventualmente, se atienden en San Rafael, comparan y cuentan.

Y no pudimos dejar de recordar que, recién entrados los años noventa, el Schestakow  terminó de organizarse para atender a los enfermos de San Rafael en un área especial a cargo de los doctores Marcelo De Simone y Marcela Fernández. Los médicos habían sido residentes del Hospital Fernández, de Buenos Aires, cuando el virus irrumpió en Argentina a comienzo de los ochenta.

Hacia 1994, a la espera de AZT (el primer medicamento contra el mal en el mundo) la tarea de ambos facultativos en San Rafael tenía más que ver con la contención por el altísimo grado de discriminación. La reacción de la gente era entendible: ayer, hoy y siempre habrá rechazos para todo lo que, por desconocido, pueda llegar a contagiar, a enfermar. Justamente por eso, la otra tarea ciclópea era informar sobre las reales fuentes de contagio comprobadas: sangre y fluidos sexuales.

Por entonces (reiteramos 1994) ésta radio era el único medio con contenidos periodísticos en San Rafael y, en el programa Como Somos, los médicos habían encontrado un espacio para informar. Tampoco para ellos la tarea de difusión era sencilla; también sufrían rechazos.

Aún así, aceptaron que un enfermo fuera entrevistado en el Schestakow. A cambio, exigieron absoluta confidencialidad.

La hora y media de reportaje a uno de los 14 pacientes que pasaban la mayor parte del tiempo internados, fue reveladora en muchos aspectos y esclarecedora en otros. Una de las reflexiones más fuerte del enfermo fue: “Unos pocos minutos de placer, si no se toman precauciones, pueden arruinar la vida para siempre”.

Por días, la entrevista fue reiterada en otros espacios y horarios de la programación; La grabación fue muy pedida. La radio cumplía con el propósito para el que fue creada: ser caja de resonancia de temas de interés común.

La Iglesia hizo su aporte

El quinto Obispo de la diócesis de San Rafael, Mons. Jesús Arturo Roldán, contó en uno de esos espacios radiales de los lunes por la noche que, antes de venir a San Rafael, en Córdoba (su tierra natal) visitaba a enfermos de Sida con quienes “conversaba y tomaba mate”. Los dichos de la máxima autoridad de la Iglesia Católica, Apostólica Romana de San Rafael (designada por Juan Pablo II) también tuvieron gran repercusión y ayudaron a ir morigerando el efecto de los mitos sobre el contagio.

Pasado y presente comprobables hablan de un Hospital Público a la altura de los diversos requerimientos, más allá del Día De. Y ello es lo verdaderamente importante.

Por Roberto A. Bravo