Por la Lic. Marcelina RomeroHaz lo que yo digo pero no lo que yo hago. Esta frase ya perdió vigencia.
La interesante noticia repercute en los principales diarios: Estados Unidos aceptó la observación de las elecciones presidenciales. ¡Felices los invitados! La Organización de Estados Americanos -OEA- festeja las buenas nuevas. Resultaba extraño que habiendo financiado durante 54 años la supervisión de los comicios en países latinoamericanos, no lo permitiera en su territorio.
Como no podía ser de otra manera, la OEA resume ésta invitación como un paso histórico, y seguramente será una puerta de acceso para que otros países se adhieran a esta forma “sana” y transparente de fortalecer la democracia.
Estados Unidos es uno de los miembros más relevantes dentro de la Organización de Estados Americanos, que no por nada reza en su web “La observación independiente e imparcial de las elecciones, da transparencia y confianza al proceso electoral, y es una de las herramientas básicas de la OEA para ayudar a fortalecer la democracia en la región.”
La observación electoral tiende a contribuir a la consolidación democrática de los países, al menos en esto todos estamos de acuerdo, y si alguien duda, debería dejar de hacerlo. Los procesos electorales deben garantizar: transparencia, inclusión… éstas palabras que se ponen de moda en las campañas pero que luego se diluyen una vez en el poder.
Dentro de la democracia los procesos electorales tienen real importancia, lo mismo que la concurrencia de los ciudadanos a las urnas. Hay que acercarse a los centros de votación y poner a nuestro candidato en las urnas. ¡El voto es la máxima expresión!.
La participación política de la ciudadanía es un modo de asegurar el control del gobierno. El derecho que todas las personas tenemos a la participación política está ligada con el derecho a participar en elecciones. La democracia moderna no podría funcionar sin los procesos electorales.
Incluyo en esta columna algo que siempre es bueno recordar: la Declaración Universal de Derechos Humanos, en su artículo 21, inciso 3, nos da el poder -voto- “la voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresara mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual, y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad de voto”.
Más claro imposible.
Más claro imposible.
Todas las personas tenemos derecho a participar en el gobierno de nuestro país, acceder a las funciones públicas de manera igualitaria -no puedo dejar de mencionar que las mujeres debemos fortalecer la ocupación de lugares con peso político y no sólo estar para completar el cupo o rellenar espacios-, a votar y ser elegido.
Cada individuo debería tener sobre la mesa de luz: la Declaración de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, entre otras agradables lecturas para defender nuestros derechos…y cumplir nuestras obligaciones, claro.
Las expectativas son que todos y todas voten. La realización de las elecciones deben contar con ciertos requisitos que no podemos olvidar: el voto igualitario y secreto, deben ser justas y competitivas, libres, transparentes, inclusivas. ¿Quién puede garantizar que se cumplan? La observación internacional es una muy buena alternativa.
América Latina es la región donde se ha desarrollado la mayor cantidad de observaciones en el mundo. ¡Estamos dentro del récord Guinness!.
Hay dos organizaciones intergubernamentales que realizan este tipo de misiones: OEA y UNASUR.
Por supuesto que el mundo recibe la noticia con una feliz sensación, tal es así que Francisco Guerrero, secretario para el Fortalecimiento de la Democracia en la OEA, remarcó “es un hecho histórico, la mejor manera de consolidar la democracia es predicar con el ejemplo”, así se refirió a la invitación por parte de Estados Unidos a la observación de las elecciones presidenciales por parte de la organización.
Una breve y fácil definición de observación electoral internacional: el país anfitrión recibe a un grupo de personas que llevan adelante un conjunto de acciones y actividades para corroborar en forma directa, completa y exacta el proceso electoral.
Las elecciones constituyen uno de los instrumentos clave en la designación de los gobernantes. Nada mejor entonces que la aceptación de observaciones internacionales que nos permitan promocionar la democracia y garantizar que las elecciones sean realmente justas y libres.
Desde el país de las maravillas, una latina más.
Este martes 4 de octubre llega el debate de los candidatos a la vicepresidencia por parte de los dos partidos más relevantes de Estados Unidos: por el partido republicano, Mike Pence (58), gobernador de Indiana; y por el partido demócrata, Tim Kaine (57), el senador por Virginia.
Recordemos que en el caso de que el presidente elegido por alguna razón quede inhabilitado para gobernar, será el vicepresidente quien asuma el cargo y termine el periodo presidencial. El miércoles no te pierdas la columna contando detalles.
