COLUMNA DE OPINIÓN

El Mercado común del sur quiere nutrirse de jóvenes

El recambio en el mundo es constante. En las áreas que usted quiera, en el ámbito que estime. Se da naturalmente: bajas y altas. Y la transición (corta o extensa) no es sencilla; generalmente los que llegan necesitan un período de adaptación. Ese lapso de aprendizaje frena los engranajes de la maquinaria.

Todo ese tiempo representa pérdidas varias. Las más comunes son económicas como lógica consecuencia de una producción menor.

Pero hay otras que tienen un carácter más global. Hace más de un cuarto de siglo (1991) se fundó el Mercosur. Cada tanto uno escucha que representantes de los distintos países miembros se quejan porque el proceso no cumple etapas importantes, trascendentes.

Buscando resultados a más corto plazo, el parlamentario mendocino Gabriel Fidel acaba de presentar un proyecto de Recomendación al Consejo del Mercado Común del Sur para la creación de un Programa de Movilidad de Jóvenes denominado Sur Joven.

El argumento más contundente es que si la incorporación de jóvenes se hubiera dado hace veinte años, hoy habría una masa de adultos más comprometida con la integración regional.

El parlamentario destaca la importancia del Programa Erasmus de la Unión Europea. Entiende que, si bien es sólo para estudiar, ha sido un pilar esencial en la integración de las naciones del Viejo Mundo. Y aporta un dato: a diferencia de los adultos, los jóvenes ingleses estuvieron en desacuerdo con el Bréxit porque, “Al ser parte del crecimiento del proceso de integración, entienden mejor el concepto, la importancia”.

El Programa Sur Joven plantea, además de experiencias académicas y de educación superior, la posibilidad de desarrollar experiencias laborales y alimentarse de ellas tanto en el sector público cuanto en el privado.

A partir de Sur Joven, se democratizarán las posibilidades de cursado, investigación y capacitación para todos los jóvenes de la región, algo que, hasta hora, solo es posible merced a acuerdos entre Universidades. Y las becas serán para tres categorías de participación: universitarios, profesionales y trabajadores.

La iniciativa genera muy buenas expectativas toda vez que la juventud en sí misma no es una virtud pero la juventud capacitada, sí.

Por Roberto A. Bravo