SALAMANCAS Y CAMINOS SALAMANCAS Y CAMINOS

Cuchi Leguizamón, el poeta del piano

“Me produce una gran satisfacción ver una vieja en el mercado tarareando una música mía. Una vez venía bastante enojado con todos estos inconvenientes que tiene la vida, y un changuito pasó en bicicleta, silbando la Zamba del pañuelo. Entonces lo paré y le pregunté qué es lo que silba: -No sé; me gusta y por eso lo silbo-, me contestó.”

Si el Cuchi hacía jazz, ese jazz estaba colmado de paisajes de baguala. De hecho el Gustavo Leguizamón hacía silencio en bagualas, por eso cuando se dice que él era autodidacta, corresponde decir que el Cuchi fue al folklore salteño lo que Sarmiento a la literatura, porque don Gustavo supo hacer universal asuntos de querencias.

¿Será qué el Cuchi, andaba en busca de las leyes de la zamba, de los artículos de la vidala, de la jurisprudencia de la chacarera? ¿Será por eso que Gustavo Leguizamón estudió abogacía, será que soñaba con promulgar la ley de los machados, los contratos del minero con el vino, el amparo de los amantes ante la aurora?