Insensibilidad de Gildo Insfran

Carbajal volvió a exigirle seriedad al Gobierno provincial con los algodoneros

El diputado Ricardo Rodolfo Carbajal reiteró sus reproches al Gobierno provincial al insistir con un “manejo informal” hacia los productores algodoneros que “en muchos casos, tienen sus cosechas en las tranqueras de las chacras esperando que abran las desmotadoras y se fijen los precios”.

“A mediados de marzo de 2015, la provincia de Formosa ya había fijado el precio de referencia de la tonelada de algodón a ser pagados en las planchadas oficiales; hoy, a casi diez días de que finalice mayo, nada de ello ocurrió”, contextualizó el legislador, que preside el Bloque del Frente Amplio Formoseño.

“Hace pocos años la provincia de Formosa una innovadora estrategia de cuencas, estableciendo parámetros a fin de que la siembra se produzca en jurisdicciones de las desmotadoras oficiales, de modo de abaratar costos en el flete, principalmente”, contextualizó.

“Desde el Ministerio de la Producción se informó de una asistencia de la mejor semilla de calidad genética del mercado y el correspondiente pack de agroquímicos, valuado en más de $3000 por hectárea, además de una tarea coordinada con los municipios y prestadores de servicios que realizan la preparación del suelo a los pequeños productores”, agregó.

“¿Qué sentido tiene todo este esquema operativo si al momento de concluida la cosecha, el principal signatario del emprendimiento no cobra el dinero que le corresponde por su trabajo?”, cuestionó.

“Estos son los hechos que verdaderamente ponen al descubierto la escasísima importancia que desde los niveles oficiales se le da a la producción primaria en Formosa; persiste una profunda indignación en el campo formoseño, porque quien debe proteger menosprecia al sector de la sociedad, tal vez la más vulnerable”, embistió.

“Los pocos productores que sembraron algodón saben que tienen un solo lugar posible donde ubicar su siembra, pero como siempre en esta parte de cada año deben padecer la desidia de un gobierno que parece juguetear con la necesidad del hombre de campo”, advirtió.

“No hay ni 5000 hectáreas sembradas; los algodoneros prepararon la tierra con arados de mancera estirados con bueyes y caminando cada metro de la chacra. Lo mismo que hace 40 o 50 años, deben apelar a una tarea artesanal cuando el mundo está altamente tecnificado”, comparó.