El tango, la música rioplatense sensual y urbana, puede rastrearse a cada paso en los sitios más emblemáticos de la ciudad de Buenos Aires. Barrios obreros en donde la música nació, salones de la alta sociedad en donde se bailaba como transgresión moderna de la belle epoque, y milongas actuales en donde argentinos y turistas se reúnen en una pista para darle vida a una tradición y un sentir declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
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Una de las paradas principales para una “ruta tanguera” es la Casa Museo de Carlos Gardel, el cantante más importante de “todos los tiempos”. Nacido en Francia y emigrado a la Argentina junto a su madre, compró su casa actual en el barrio del Abasto, antiguo refugio de inmigrantes y peones en donde el tango y la milonga eran ley.
Ubicada en la calle Jean Jaures, a metros del mercado reconvertido en shopping, en la casa se muestran diferentes objetos y documentos relacionados con el mundo del cantante, que volvió al tango universal.
