Micros

Salamancas y caminos presenta: "Martín Fierro y Jorge Luis Borges, una historia de encuentros y desencuentros, una historia bien argentina”

Un libro que nació como denuncia y se transformó en el poema nacional,

Un poeta que creció en una familia que despreciaba el Martín Fierro y sin embargo se convirtió en uno de sus más célebres admiradores.

Martin Fierro y Jorge Luis Borges, una historia de encuentros y desencuentros, una historia bien argentina.

Nací como nace el peje
en el fondo de la mar,
naides me puede quitar
aquello que Dios me dio:
lo que al mundo truje yo
del mundo lo he de llevar.

Yo llevé un moro de número
sobresaliente el matucho,
con el gané en Ayacucho
más plata que agua bendita,
siempre el gaucho necesita
un pingo pa fiarle un pucho.

Se vinieron en tropel
haciendo temblar la tierra.
No soy manco pa la guerra
pero tuve mi jabón,
pues iba en un redomón
que había boliao en la sierra.

derecho ande el sol se esconde
tierra adentro hay que tirar;

José Hernández escribió el poema nacional para dar testimonio del maltrato que los civilizadores le daban al gaucho,

Ay comienzan sus desgracias,
Ay principia el pericón;
Porque ya no hay salvación,
Y que usté quiera ó no quiera,
Lo mandan á la frontera
O lo echan á un batallón.

Ansí empezaron mis males
Si gustan... en otros cantos
Les diré lo que he sufrido—
Lo mesmo que los de tantos,
Despues que uno está... perdido
No lo salvan ni los santos.

Borges halló en la obra de Hernández algo más que una denuncia, encontró al Quijote criollo, al Ulises argentino, a la obra que justificaba la existencia de la literatura nacional

El gaucho es el protagonista de la literatura gauchesca, no su inventor. De hecho la poesía gauchesca fue escrita por hombres de ciudades. Tanto es así que Martín Fierro se escribió en un hotel frente a Plaza de Mayo.

Y atiendan la relación
que hace un gaucho perseguido,
que padre y marido ha sido
empeñoso y diligente,
y sin embargo la gente
lo tiene por un bandido

publicando su dolor;
así yo de rancho en rancho,
y de tapera en galpón
ando triste y sin reposo,
cantando con ronca voz

Que vino de la otra banda
junto con los invasores,
y que sabe hacer primores
por todas partes donde anda;

EN UN overo rosao, flete nuevo y parejito, caía al bajo, al trotecito y lindamente sentao, un paisano del Bragao, de apelativo Laguna: mozo jinetaso, ¡ahijuna!, como creo que no hay otro. Capaz de llevar un potro a sofrenarlo en la luna.

¡Dios lo guarde! He madrugao, esta mañana aparcero, ya tiene al juego un puchero ¡Y un churrasquito ensartao!

Hay hombres que de su ciencia
Tienen la cabeza llena;
Hay sabios de todas menas,
Mas digo sin ser muy ducho
Es mejor que aprender mucho
El aprender cosas buenas

Voy a hacerle mis preguntas,
Ya que a tanto me convida;
Y vencerá en la partida
Si una esplicación me da
Sobre el tiempo y la medida,
El peso y la cantidá.

Y ayudamé, ingenio mío,
Para ganar esta apuesta.
Mucho el contestar me cuesta,
Pero debo contestar:
Voy a decirle en respuesta
Cuál es el canto del mar.
Cuando la tormenta brama,
El mar, que todo lo encierra,
Canta de un modo que aterra,
Como si el mundo temblara;
Parece que se quejara
De que lo estreche la tierra.

Bala el tierno corderito
al lao de la blanca oveja,
y a la vaca que se aleja
llama el ternero amarrao;
pero el gaucho desgraciao
no tiene a quien dar su oveja.

Locución: S. M. Tovarich
Idea y Guión: Pedro Patzer
Edición Artística: Fernando Salvatori
Producción: Alejandro Carosella
Actor Invitado: Oscar Naya
Dirección Artística: Marcelo Simón